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Prefiere la música a toda otra cosa,
persigue la sílaba impar, imprecisa,
más ágil y más soluble en la brisa,
que –libre de lastre– ni pesa ni posa.
Que vuestra palabra tenga un indeciso
y equívoco paso, si lo decidís.
Nada más hermoso que la canción gris,
donde lo indeciso se une a lo preciso.
Detrás de los velos, las miradas bellas.
En el mediodía, una luz que oscila.
Un cielo de otoño templado perfila
un confuso azul de claras estrellas.
Matiz, claroscuro, veladura sola.
Nada de color. Sólo los matices.
El matiz compone parejas felices
entre sueño y sueño, entre flauta y viola.
Aleja de ti la punta asesina,
la gracia cruel y el rictus de hielo,
que harían llorar los ojos del cielo
con todo ese ajo de mala cocina.
Coge la retórica y amordázala.
Sujeta la rima, y dale sentido
a esa carambola de vano sonido,
que, si la dejamos, ¿hasta dónde irá?
¡Ah, la sinrazón de la pobre rima!
¿Qué párvulo sordo, qué negro mochales,
nos forjó esa joya de cuatro reales
que suena a oropel hueco con la lima?
La música siempre, y en tono menor.
Que tu verso sea fugaz y suave,
sutil y ligero, como vuelo de ave
que busca otros cielos y otro nuevo amor.
Que tu verso sea la buena ventura
esparcida al aire de la madrugada,
que huele a tomillo y a menta granada…
Todo lo demás es literatura.
PAUL VERLAINE
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¡Llevo 20 años viviendo en Madrid!
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Parece que hubiera sido hace ayer, aún recuerdo como me sorprendió arribar
a Europa, pero ya llevo viviendo 20 años en España, y más concretamente en
M...
Hace 3 meses
Dios mío... durante casi un año he conseguido olvidar las bambas con las que jugó Leo el partido. Qué duro recuerdo -no sé si podré saltar al campo ahora.
ResponderEliminar(¡Arriba Verlaine, compañeros!)
Esa será la clave, otra vez, del partido. Los obvios nos llevamos bien entre nosotros y los elípticos, en cambio, os tenéis envidia.
ResponderEliminarAbrazos a Verlaine y a todos los maudits.
Hasta pronto.
Son historias que te inventas, administrador del blog, los obvios son unos bocazas.
ResponderEliminarGio.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLos obvios están nerviosos. Ahora dejan la poesía simple y hacen prensa del corazón. A este ritmo este clásico se va calentar:)
ResponderEliminarVerlaine juega con el numero 9.