martes, 7 de febrero de 2012

LOS ESCUDOS


El escudo como soporte físico que identifica al colectivo, al equipo que lo luce, si bien con gallardía, o en su defecto, porque no le queda más remedio, con dignidad. Tanto el equipo de poetas publicado como el de los inéditos disponen de uno. Los escudos como nexo común, también distintivo por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, en la que están representadas tanto las aspiraciones, como los hechos consumados. Como se puede apreciar, en cada una de las imágenes, de acuerdo al origen de su representación, es decir, el equipo de los poetas inéditos luce con dignidad un hermoso ladrillo, tosco, de 10x10, como fiel alusión a su condición de inéditos, el geto de malhumorado, y el fondo negro que le acompaña refuerza y potencia el estado de ánimo que, desde el principio de los tiempos, acompaña a este colectivo; luego las ramitas de laurel que lo adorna, puede que sea, en cierto modo, un guiño a cualquier guiso, de los que son buenos degustadores.

Por el contrario los poetas publicados, lucen con algo más de orgullo, como se puede apreciar, la imagen de su primer libro publicado, aquel que por cualquier chanchullo, editor incauto, impresor espabilao o, sepa dios, que otra circunstancia, dio a conocer sus primeros, por norma general malos, poemas, ante el gran público; la cara de gilipollas rozando la alegría, sobre un fondo blanco nuclear, como un equívoco, completan el resto de la composición; también lo adornan unas ramas de laurel, también, sin duda, por el tema de los guisos y esas cosas, antes comentado. En ambos, la imagen la preside una pelota, que representa muchas cosas, cada uno que interprete lo que quiera, pero vamos a decir, que simboliza, en el caso que nos ocupa, la deportividad, que reina (risas) en este apartado de la literatura como lo es la poesía.

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