Ésta es la entrada (ver AQUÍ) que acaba de colgar Mayte Sánchez Sempere en la bitácora que lleva su nombre:
Cómo será la cosa...
... para que yo acepte acercarme a un campo de fútbol.
Veréis... es que no puedo con el "deporte rey", me produce inflamación hepática eso de que el "campo de fútbol" se haya convertido en unidad de medida cuasi universal, escuchar la retransmisión de un partido por radio me provoca una jaqueca de esas que duran mes y medio, los periódicos de los lunes, cuando traen en portada una de esas imágenes en que prima el verde-césped-futbolero, me dan sarpullido y no soporto el resumen de la jornada. Son cosas mías, detesto el fútbol aunque no a quienes disfrutan con él.
Una vez recuerdo que disfruté con un partido, creo que jugaba España y el portero era Arconada (echad cuentas, hablamos de historia antigua). Desde entonces no había encontrado motivo ni razón para perder dos minutos viendo a nadie correr detrás de un balón. Pero todo cambia...
El sábado tendrá lugar el mayor acontecimiento futbolístico de la temporada, de la década, probablemente del milenio... el sábado poetas obvios se enfrentarán a poetas elípticos... y perderán, fijo. Porque los elípticos somos los mejores, los más guapos y los que escribimos mejores sonetos, porque el fútbol es arte, poesía, con su manera de hacerse, tan elíptica ella. Por eso, el sábado los obvios saldrán derrotados y los elípticos agitaremos nuestras banderas y nos bañaremos en la fuente que más cerca nos pille, cortaremos el tráfico y saldremos en los papeles.
Preparáos, el lunes las portadas de los diarios mostrarán las alineaciones de dos equipos históricos que van a conseguir que yo me acerque a un campo y grite desde la grada "¡Arbitro, vendido!"... bueno, igual busco algo más poético, pero gritaré.
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si es que el furbol saca el obvio que todos llevamos dentro...
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