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Nunca tan enfermo como después: paté de higado de pollo
espeso casero,
½ botella de Stalinswein
(que compramos como una broma
pero nada, no tiene gracia, no tiene gracia).
El esfuerzo que tuve que hacer, los higadillos tan blandos
-al tijeretear hacia fuera sobre la losa
el nervio blanco y difícil-
y el agua, al desaparecer, rosa.
Entonces, los surcos que yo había trazado, estaban arrojados
en el suelo del dormitorio
y la habitación se elevó en su gravedad.
¡Sí! se trataba de la abundancia divina.
Pero al tambalearme al día siguiente
todo lo que pude recordar fue la casquería cruda,
esos pequeños órganos, blandos como un bebé,
y me sentí todavía más asqueroso.
JAMES WOMACK, recogido en la antología Voice Recognition: 21 poets for the 21st century Edited by Clare Pollard and James Byrne
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Llamas rojas
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Soñé con llamas cubiertas de estandartes,
sus cuerpos eran brasa domada por la honra,
marchaban con el silencio de los confines
como el ejé...
Hace 20 horas
Este poema es un hallazgo, qué bueno.
ResponderEliminarAbrazos!